Aún recuerdo el último verano
eras un sueño sobre aquella roca,
esa tarde llevé con torpe mano
poco a poco mis dedos a tu boca.
Había niebla baja por el llano
con tu aroma, que aún tienta y trastoca
mis caprichos, tu cuerpo así cercano
perfuma mi pasión y la provoca.
Y atolondrado en súbito temblor
encendido mi cuerpo en fuego y llama
entregué la razón a mi embeleso.
Mas respondiste rápida al amor
y en mis labios, aún hoy, se derrama
la brasa primeriza de tu beso.